viernes, 27 de marzo de 2009

Vos, lo incierto

No quiero hacer de esto mucho más que una reflexión.
Corre el día, los minutos, se disipan las horas; y junto a este fenómeno se encuentra la quietud de una relación. Relación de dos opuestos relacionados por la no relación. Hay algo percibido por mi conciencia, y sin embargo, algo que no puede ver. Piedra, oscuridad, todo impenetrable. No permite ser deslumbrado.
¿Qué hay? ¿Qué hay en aquél otro lado? Una voz me dicta: “hay ideas sin proyectos, hay ganas sin empeño, es necesario que te preguntes de qué sirve todo esto”.
Estas frases parecen estar sumidas en incógnitas; ¡qué se me permita aclarar que esto se debe a que aluden a la incógnita misma! ¿Quién sos? ¿A dónde vas? ¿Qué pretendés?
Dicen que uno ve lo que está predispuesto a ver. Pareciera que el mundo te hablara y, sin embargo, es uno quien construye esa realidad. Frecuentemente clasificadas como ‘señales de la vida’, preferimos llamarlas ‘causalidades’. Ay…ay…ese par de números dicen sólo lo que estoy dispuesta a escuchar.
Yo, me siento frente a vos, incógnita. Te interrogo; y así busco tratarte por tu misma naturaleza. ¡Silencio! Vos a mis preguntas no las escuchás. No las escuchás porque yo no las pronuncio en voz alta, no alzo el tono de voz. Son como un fantasma para tu oído. Y esto es también para tratarte por tu misma naturaleza: vos sos un fantasma ante mí. Mis preguntas, el reflejo de tu imagen, lo que quiero devolverte.
Del 26/07/2006

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